Antes de que piensen que esto es una entrada a lo Augustus Waters con su complejo de ser recordado, quédense tranquilos. Sí lo es. Bueno, un poco.
Como sabrán, hace mucho tiempo que no escribo en esta sección
y todo se remonta a una entrada muy particular.
Sip, resulta que luego de mucho
tiempo decidí escribir algo de mi pasado con una persona muy especial para mí,
pero la cosa se alargó y terminó con 25 capítulos, votos, comentarios y creo
que la única historia decente que voy a poder escribir en mucho tiempo.
Para los que no han leído 25 Excusas, déjenme decirles que
les conviene hacerlo. Y no, no lo hago para promover mis escritos, sino porque
al leer esa historia me entenderían mucho mejor.
¿Pero por qué estoy diciéndoles esto? Bueno porque hay días…
como éste… donde la melancolía (wow a los 19 años eso existe) me invade.
Quizás
sea porque estoy sola y mis amigas están comenzando una etapa donde los chicos
las invitan a salir… y esas salidas se convierten en algo serio… y no alcancé a
parpadear y ya tienen novio que van a sus cumpleaños donde hay tanta dulzura
que podrían acabar con mi abuela diabética.
En fin, todo este palabrerío viene porque me está cansando
esto de ser The DUFF.
¿Por dónde iba? Ah sí. The DUFF, la amiga de repuesto a la
que todo el mundo va cuando necesita información sobre sus amigas. Lo
suficientemente simpática y accesible para ser usada por todos y dejada de lado
a la primera interacción sexual.
Sé que no soy una Barbie, sé que debería bajar mis
expectativas un poco (digo poco porque siempre voy a esperar a Michael
Clifford, ok?) y también sé que las posibilidades de que algo como esto me pase son inexistentes.
En fin, hoy es uno de esos días donde todo parece gris. Pero
de un gris plomizo que amenaza con asfixiarme. Estoy llena de recuerdos de un pasado que,
ojalá, deje de perseguirme; parezco
invisible en el radar de mis amigas, y en el de los chicos también. A eso, súmenle la temporada de exámenes
finales, los libros que se acumulan en mi estantería y la falta de tiempo para
hacer mis cosas y disfrutar de pavadas.
Estoy cansada de mis obligaciones, estoy cansada de la
presión social y estoy cansada de pensar en “El Gran Quizás”.
Necesito algo
diferente en mi vida, un cambio drástico, algo que me motive.
Necesito que alguien me encuentre.